Historia de Ruanda
Imagen de supervivientes del genocidio de Ruanda |
En
1800, el rey Tutsi Kigeri Rwabugiri establece un Estado unificado en Ruanda,
con una estructura militar centralizada.
A
finales del siglo XIX, Alemania tomó control de esa zona de África Central
gracias a lo acordado por la Conferencia de Berlín de 1884, y pasa a llamarse
África Oriental Alemana. Después de esto, los belgas ocupan el territorio en
1916, y, en 1923, la Liga de Naciones les otorga el mandato sobre el territorio
ocupado por las actuales Ruanda y Burundi. En 1925 se establece una unión administrativa
entre Ruanda, Burundi y el Congo Belga, y, finalmente, en 1946 se convierte en
territorio en fideicomiso de las Naciones Unidas bajo la administración belga.
Durante
el periodo en el que los belgas ejercen el mandato se agrava la desigualdad
debido a medidas que estos llevan a cabo, como la creación de tarjetas de identificación
para distinguir a las personas de diferentes etnias, tutsis, hutus y twas, y, en
función de eso, otorgarles mayores o menores privilegios.
Estas
circunstancias provocan que, finalmente, en 1957 los hutus creen partidos
políticos y comiencen una rebelión. Como consecuencia de esto, el Rey Tutsi
Kigeri V, junto con decenas de miles de tutsis, son forzados al exilio a Uganda,
y se crea un gobierno provisional republicano. En 1961, Ruanda se convierte en
una república independiente, presidida por Grégoire Kayibandan y muchos tutsis
abandonan el país. En 1962 la asamblea de la ONU reconoce a Ruanda y Burundi
como estados independientes.
Después
de años de inestabilidad interna, en 1973 el ejército ruandés derroca al
gobierno de Kayibanda, y el comandante general Juvénal Habyarimana asume la presidencia,
institucionalizando un régimen militar y creando un Estado de partido único
bajo su Movimiento Revolucionario Nacional para el Desarrollo.
En
1990 el Frente Patriótico de Ruanda invade Ruanda desde Uganda. Ante la presión
interna, Habyarimana permite una política multipartidista. En abril de 1992,
nombra a un político de la oposición, Dismos Nsengiyaremye, como primer
ministro. En 1993 firman un acuerdo de paz en Arusha que establece un gobierno
de transición, hasta que, en abril de 1994, un misil derriba el avión que
transportaba a los presidentes de Ruanda y Burundi. Este incidente marca el
inicio de un genocidio en el que, en julio de 1994, alrededor de un millón de
personas fueron asesinadas y varios cientos de miles huyeron. Desde este
momento, Ruanda ha firmado y respaldado varios acuerdos para conseguir regresar
a la estabilidad, aunque, según investigaciones judiciales francesas, el actual
presidente de Ruanda, Kagame, pudo el responsable del derribo del avión presidencial
en 1994, y, según investigaciones judiciales españolas, Kagame podría ser
responsable también de la muerte de más de tres millones de personas en Ruanda
y República Democrática del Congo entre 1994 y 2000. a estos acontecimientos se unen las historias de dos mujeres que intentaron oponerse a Kagame y acabaron en la cárcel.
Respecto
a la evolución económica de Ruanda, se considera que ha experimentado un
milagro económico, y se ha convertido de uno de los países más dinámicos y de
mayor crecimiento de África, aunque, a pesar de ello, el país aún tiene un
largo camino por recorrer.
Actualmente,
el PIB per cápita se encuentra en 784´39€, mientras que, por ejemplo, en 1960
era de 40´56€, lo que evidencia lo dicho anteriormente.
A
pesar de esto, cerca del 90% de la población subsiste de la agricultura, aunque,
debido a diferentes factores físicos, a veces este recurso no es suficiente, y
necesitan recurrir a la importación de alimentos.
Ruanda
no tiene depósitos de petróleo ni otros recursos naturales con los que
enriquecerse, aunque, actualmente, el dinero obtenido gracias al turismo
existente en la región está siendo una importante fuente de ingresos. Debido a
esto al menos un millón de ruandeses han salido de la pobreza en los últimos
cinco años. Junto a ello, se ha llevado a cabo una importante disminución de la
desigualdad, tal y como indica el índice de Gini, y se ha mejorado el nivel de
salud, reflejado en la reducción de la mortalidad infantil y en el aumento la
esperanza de vida, que ha pasado de estar en los 42 años en 1960 a estar en los
67 años en 2016.
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