Marruecos: La influencia Europea y la independencia
Desde mediados de siglo XIX, los intereses comerciales
europeos comenzaron a hacerse más palpables gracias a su riqueza de recursos
naturales, dando como resultado intervenciones y conflictos contra España y
Francia. En un contexto internacional de colonialismo, anterior y posterior a
la Primera Guerra Mundial, el territorio del actual Marruecos se convirtió en
dos Protectorados: uno Francés con capital en Fez primero y Rabat después, y
otro Español, con capital en Tetuán.
El mariscal francés Lyautey fue el hombre fuerte de este
período en el Protectorado Francés, respetando la cultura árabe de sus gentes.
De hecho, fue un periodo de la historia de Marruecos en el que se construyeron
nuevas ciudades y barrios, de estilo europeo fuera de las murallas, como
todavía hoy se puede apreciar en muchas de ellas, además de potenciar el puerto
de Casablanca. La figura de sultán se mantuvo, pero con fines puramente
simbólicos.
No obstante, el clima de oposición entre buena parte de la
población llevó a una sublevación militar en las montañas del Rif, liderados
por el bereber Abd el-Krim, dando lugar a una guerra en los años 20 que implicó
a españoles y franceses contra los marroquíes. La balanza se decantó del lado
europeo solo tras la movilización de unos 25.000 soldados hispano-franceses,
allanando su presencia durante tres décadas más.
No obstante, tras la Segunda Guerra Mundial y en un contexto
internacional de descolonización, el exiliado sultán Mohammed V creó un partido
independentista que logró su objetivo en 1956.
Este hito de la historia de Marruecos lo consolidó su hijo
Hassan II con la Marcha Verde de 350.000 voluntarios hacia el Sahara Occidental
en noviembre de 1975, que aún estaba ocupado por España, integrando la zona al
Reino marroquí. Un hecho que no fue aceptado por la vecina Argelia ni por la
mayoría de la población local, surgiendo así el Frente Popular del Sáhara
Occidental para la Liberación de Saguia al-Hamra y Río de Oro (Polisario). Ello
dio lugar a una guerra de independencia que culminó con un alto el fuego en
1991, auspiciado por las Naciones Unidas, aunque este conflicto diplomático
todavía no está resuelto.
Mohammed VI, hijo y heredero de Hassan II, accedió al trono
en 1999 prometiendo llevar a cabo medidas de apertura democrática, como
facilitar la libertad de prensa y combatir la corrupción. La
economía marroquí se ha caracterizado por una estabilidad macroeconómica y
bajos niveles de inflación. La economía marroquí sigue siendo sólida y depende
sobre todo de las exportaciones, un auge en la inversión privada y turismo.
Tras verse afectada por una sequía en 2016, que ralentizó el crecimiento del
PIB, la actividad económica repuntó en 2017. Se prevé un crecimiento de 4,4%
según el FMI, y de 4% según la Comisión Superior de Planificación de Marruecos.
El crecimiento ha sido alimentado sobre todo por una recuperación de la
actividad agrícola (13,6% de crecimiento anual), mientras que las actividades
no agrícolas han tenido cifras moderadas (2,8% de crecimiento anual).
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